- Estos días se está celebrando en España la Semana de la Lactancia Materna que tiene por objetivo promover y consolidar esta alimentación natural, al menos, durante el primer año de vida de los bebés. Para ello se ponen sobre la mesa los beneficios de la lactancia materna que repercutirán en los niños durante el resto de su vida.
Estamos en plena semana de la lactancia materna que en España se celebra cada octubre. Se trata de fomentar la lactancia materna exclusiva durante, al menos, los seis primeros meses de vida del bebé, dando a conocer profusamente los beneficios irremplazables de este tipo de alimentación natural. Este año hace hincapié en que estos beneficios se constatan durante el crecimiento de los niños más allá de los primeros meses, de ahí el lema elegido en 2014: Lactancia Materna: Un triunfo para toda la vida.
La leche materna es un fluido vivo que se adapta a las necesidades del bebé. Contiene células madre, que pueden convertirse en otras células del cuerpo, de hueso, de hígado, de cerebro. De hecho, además de las células madre, contiene componentes esenciales para el óptimos desarrollo del cerebro del bebé, imprescindible en los primeros meses, ya que en los seis primeros meses de vida del bebé, éste órgano dobla su tamaño.
La leche humana está formada por cientos de ingredientes que la hacen insustituible: proteínas (415), grasas, lactosa, vitaminas, hierro, minerales, agua y enzimas que no pueden reemplazarse de manera artificial. Cuenta con prebióticos, más de 130 azúcares complejos (oligosacáridos) que ayudan al intestino frente al ataque de diferentes tipos de microbios.
Además, muchas de las 415 proteínas contenidas en la leche humana tienen un rol específico: algunas eliminan bacterias y otras pueden identificar patógenos, además de proteger el intestino del bebé frente a los microbios. La leche materna también tiene la capacidad de influir en los hábitos alimenticios del bebé y contiene la cantidad de grasa estrictamente necesaria.
Más que nutrición
Pero además del aspecto positivo que tiene que ver con la nutrición y el crecimiento de los bebés, la lactancia materna es también un refuerzo emocional que favorece el apego, imprescindible para el adecuado crecimiento de los niños. Se trata de una estimulación sensorial más intensa que en la alimentación mediante biberones lo que también colabora con el desarrollo cerebral del bebé.
En este sentido, existen estudios realizados mediante resonancia magnética en lo que se puede observar diferencias entre la sustancia blanca de niños amamantados y de niños no amamantados. Incluso detectando diferencias entre los que han sido amamantados 12 meses y aquellos que ha sido más amplia la lactancia, alcanzando los 15 meses.
A pesar de toda esta información, Unicef refiere que demorar o restringir la toma de leche materna y sustituirla con otros productos antes de los seis meses, continúa siendo una práctica. En este sentido, además de hacer hincapié en los beneficios, también cabe destacar los riesgos, dado que aumentan las posibilidades de alergias, incluso alimentarias y se incrementa el riesgo de infecciones o enfermedades a largo plazo.
Las cifras demuestran que la celebración de la semana de la lactancia para promover y apoyar la lactancia materna y las negociaciones con los gobiernos para elaborar una legislación que respete esta alimentación natural, sigue siendo imprescindible.
A pesar de todo, hay circunstancias en la que resulta imposible amamantar a los bebés. En estas circunstancias adversas, la principal recomendación es dar el biberón a los bebés como si se le estuviera dando el pecho, pegado al cuerpo de modo que pueda sentir el latido del corazón de la madre mientras se alimenta.
La leche materna es un fluido vivo que se adapta a las necesidades del bebé. Contiene células madre, que pueden convertirse en otras células del cuerpo, de hueso, de hígado, de cerebro. De hecho, además de las células madre, contiene componentes esenciales para el óptimos desarrollo del cerebro del bebé, imprescindible en los primeros meses, ya que en los seis primeros meses de vida del bebé, éste órgano dobla su tamaño.
La leche humana está formada por cientos de ingredientes que la hacen insustituible: proteínas (415), grasas, lactosa, vitaminas, hierro, minerales, agua y enzimas que no pueden reemplazarse de manera artificial. Cuenta con prebióticos, más de 130 azúcares complejos (oligosacáridos) que ayudan al intestino frente al ataque de diferentes tipos de microbios.
Además, muchas de las 415 proteínas contenidas en la leche humana tienen un rol específico: algunas eliminan bacterias y otras pueden identificar patógenos, además de proteger el intestino del bebé frente a los microbios. La leche materna también tiene la capacidad de influir en los hábitos alimenticios del bebé y contiene la cantidad de grasa estrictamente necesaria.
Más que nutrición
Pero además del aspecto positivo que tiene que ver con la nutrición y el crecimiento de los bebés, la lactancia materna es también un refuerzo emocional que favorece el apego, imprescindible para el adecuado crecimiento de los niños. Se trata de una estimulación sensorial más intensa que en la alimentación mediante biberones lo que también colabora con el desarrollo cerebral del bebé.
En este sentido, existen estudios realizados mediante resonancia magnética en lo que se puede observar diferencias entre la sustancia blanca de niños amamantados y de niños no amamantados. Incluso detectando diferencias entre los que han sido amamantados 12 meses y aquellos que ha sido más amplia la lactancia, alcanzando los 15 meses.
A pesar de toda esta información, Unicef refiere que demorar o restringir la toma de leche materna y sustituirla con otros productos antes de los seis meses, continúa siendo una práctica. En este sentido, además de hacer hincapié en los beneficios, también cabe destacar los riesgos, dado que aumentan las posibilidades de alergias, incluso alimentarias y se incrementa el riesgo de infecciones o enfermedades a largo plazo.
Las cifras demuestran que la celebración de la semana de la lactancia para promover y apoyar la lactancia materna y las negociaciones con los gobiernos para elaborar una legislación que respete esta alimentación natural, sigue siendo imprescindible.
A pesar de todo, hay circunstancias en la que resulta imposible amamantar a los bebés. En estas circunstancias adversas, la principal recomendación es dar el biberón a los bebés como si se le estuviera dando el pecho, pegado al cuerpo de modo que pueda sentir el latido del corazón de la madre mientras se alimenta.
Con información de mujerhoy.com
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