viernes, 31 de octubre de 2014

«La sanación es un complemento de la medicina tradicional»

  • Nuestra interlocutora se dedica a la sanación, práctica que le ayudó en su día a curarse de una enfermedad. Ahora devuelve lo que recibi.
Experta en materia de sanación y medicinas alternativas, María Teresa Zamarreño Santos es una irundarra que tiene 44 años que en absoluto aparenta. Está casada y tiene dos hijos. Terminó EGB y no pudo concluir sus estudios administratrivos por que había que echar una mano en casa. Quería estudiar pero una coyuntura negativa se lo impidió. Cuidó niños, hizo un curso de modelo de fotografía y pasarela, se apuntó al diseño de moda en Donostia, fue azafata de promociones, empezó como empleada en un establecimiento donostiarra donde terminó como responsable de un equipo de trece personas. Montó, con dos empleadas, una cafetería en Errenteria, empresa que tuvo que dejar tras sufrir un accidente y tener serios problemas de espalda que no curaron ni con parches de morfina. Tras año y medio de tratamiento acudió a la sanación y la elección resultó acertada. Se curó. Desde hace siete años se dedica a esta práctica en la idea de ofrecer a los demás lo mucho que recibió. Ya ha abierto un nuevo local en San Miguel. 

También ofrece toda suerte de información sobre su trabajo en la web www.kamaima.com. Crea complementos (anillos, pulseras...) a base de minerales que aportan la sanación al cuerpo. No deja de formarse y colabora en actos solidarios por su cuenta y con la A. VV. de Santiago. Es una mujer hiper-agradable.

–María Teresa, May o Maite...

–Me conocen por los tres nombres, pero, sobre todo, por Maite. Me llamó así por mi abuela Teresa.

–Háblame de la sanación. Defíneme esta práctica de una manera comprensible.

–La sanación que yo hago es una alternativa a la medicina tradicional que cura no pocas enfermedades. En especial, todo lo que se relaciona con el mundo de lo emocional, que es lo que se trabaja. Y es que todas las enfermedades surgen de una emoción o de un sentimiento que tiene tintes negativos. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido o de un trabajo. Son situaciones que se transforman en emociones contenidas, muchas veces relacionadas con la rabia o con la ira.

–¿Qué cura la sanación?

–Desde cualquier tipo de dolor a situaciones que tienen que ver con el estrés, la ansiedad o la depresión.

–¿Hay algún componente de sugestión en el receptor de esta práctica?

–Claro y eso significa situarse en un punto de partida ideal porque el paciente estará más abierto a recibir la sanación. Al que llega a mí como más cerrado resulta obligado trabajarle sus resistencias. Además, hay gente que no quiere curarse.

–Explícate.

–Si, mira, puede ser un caso de depresión en una persona que si acaba sanando es consciente de que no va a tener a nadie pendiente de élla. Bien a su madre, a su marido, a sus familiares y amigos cercanos. Entonces se activan esas resistencias negativas y no quiere curarse porque piensa que nadie le va a hacer caso. Es un mecanismo del inconsciente nada exento de una cierta lógica. A veces, la enfermedad se utiliza como un modo más de llamar la atención. Hay personas que vienen una vez y confiesan que han encontrado una paz muy grande. Pero ocurre que luego no vuelven una segunda vez por eso mismo, porque el inconsciente les traiciona y les dice que si se curan nadie va a estar pendiente de ellas.

–¿Qué les dices a los que afirman que la sanación es pura filfa o un simple cuento chino?

–Les diría que se equivocan y que la prueben. Sobre todo, si están al límite del dolor, del sufrimiento, de la tristeza y de la propia presión coyuntural. Que la prueben cuando comprueben que nada les cura.

Experta en materia de sanación y medicinas alternativas, María Teresa Zamarreño Santos es una irundarra que tiene 44 años que en absoluto aparenta. Está casada y tiene dos hijos. Terminó EGB y no pudo concluir sus estudios administratrivos por que había que echar una mano en casa. Quería estudiar pero una coyuntura negativa se lo impidió. Cuidó niños, hizo un curso de modelo de fotografía y pasarela, se apuntó al diseño de moda en Donostia, fue azafata de promociones, empezó como empleada en un establecimiento donostiarra donde terminó como responsable de un equipo de trece personas. Montó, con dos empleadas, una cafetería en Errenteria, empresa que tuvo que dejar tras sufrir un accidente y tener serios problemas de espalda que no curaron ni con parches de morfina. Tras año y medio de tratamiento acudió a la sanación y la elección resultó acertada. Se curó. Desde hace siete años se dedica a esta práctica en la idea de ofrecer a los demás lo mucho que recibió. Ya ha abierto un nuevo local en San Miguel. También ofrece toda suerte de información sobre su trabajo en la web www.kamaima.com. Crea complementos (anillos, pulseras...) a base de minerales que aportan la sanación al cuerpo. No deja de formarse y colabora en actos solidarios por su cuenta y con la A. VV. de Santiago. Es una mujer hiper-agradable.

–María Teresa, May o Maite...

–Me conocen por los tres nombres, pero, sobre todo, por Maite. Me llamó así por mi abuela Teresa.

–Háblame de la sanación. Defíneme esta práctica de una manera comprensible.

–La sanación que yo hago es una alternativa a la medicina tradicional que cura no pocas enfermedades. En especial, todo lo que se relaciona con el mundo de lo emocional, que es lo que se trabaja. Y es que todas las enfermedades surgen de una emoción o de un sentimiento que tiene tintes negativos. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido o de un trabajo. Son situaciones que se transforman en emociones contenidas, muchas veces relacionadas con la rabia o con la ira.

–¿Qué cura la sanación?

–Desde cualquier tipo de dolor a situaciones que tienen que ver con el estrés, la ansiedad o la depresión.

–¿Hay algún componente de sugestión en el receptor de esta práctica?

–Claro y eso significa situarse en un punto de partida ideal porque el paciente estará más abierto a recibir la sanación. Al que llega a mí como más cerrado resulta obligado trabajarle sus resistencias. Además, hay gente que no quiere curarse.

–Explícate.

–Si, mira, puede ser un caso de depresión en una persona que si acaba sanando es consciente de que no va a tener a nadie pendiente de élla. Bien a su madre, a su marido, a sus familiares y amigos cercanos. Entonces se activan esas resistencias negativas y no quiere curarse porque piensa que nadie le va a hacer caso. Es un mecanismo del inconsciente nada exento de una cierta lógica. A veces, la enfermedad se utiliza como un modo más de llamar la atención. Hay personas que vienen una vez y confiesan que han encontrado una paz muy grande. Pero ocurre que luego no vuelven una segunda vez por eso mismo, porque el inconsciente les traiciona y les dice que si se curan nadie va a estar pendiente de ellas.

–¿Qué les dices a los que afirman que la sanación es pura filfa o un simple cuento chino?

–Les diría que se equivocan y que la prueben. Sobre todo, si están al límite del dolor, del sufrimiento, de la tristeza y de la propia presión coyuntural. Que la prueben cuando comprueben que nada les cura.

Fuente: diario vasco

No hay comentarios:

Publicar un comentario