martes, 6 de mayo de 2014

Gripe y la cura natural

“No daré veneno a nadie, aunque me lo pida, ni le sugeriré tal posibilidad” (Hipócrates).
Comienza el clima más fresco y se agudizan las enfermedades respiratorias. Me decía una amiga que retornó a su país: “Lo que más extraño de Paraguay son los yuyitos, acá todo es químico”. Como ella, muchos otros después de haber tenido tanta variedad al alcance de la mano, hoy lamentan no contar con la gran farmacia natural. Las hierbas medicinales del Paraguay son parte fundamental de nuestra cultura de salud. No podría asegurar que las personas que se volcaron a los químicos hayan dejado de creer en la madre naturaleza, quizás porque sus enfermedades han avanzado a tal punto, creen que lo natural no tiene efecto. Además, no es fácil invertir paciencia y tiempo para hacer los procesos curativos. 

Pero el punto más importante de todo esto es que mal se enseña a depender por completo de la medicina química y nada a descifrar nosotros mismos nuestra dolencia y tratarla. La tos, los estornudos estilo “ducha” y el catarro que generan las enfermedades invernales son un combo muy desagradable y antisocial. “¡No puedo dejar de venir al trabajo!, ¿qué querés que haga?!” es la frase que anula todo reclamo y deja al prójimo sano como un completo desalmado. 

Ahora, ¿quién tiene la culpa de que nos resfriemos tan seguido? Nos programamos mentalmente para caer al primer cambio de tiempo. Yo dejé de resfriarme cada año (varias veces), hace casi un par de décadas, cuando una helada mañana me tomé un artículo que decía que el negocio de los pañuelos desechables era comandado por los mismos que vendían los comprimidos contra la gripe. Eso me hizo ver de otra manera los crecientes antigripales de oferta en las farmacias. 

La farmacia química ya no es la seria botica de antaño, hoy es un lugar cuasi divertido, donde encontramos desde superfluos productos hasta drogas fortísimas (sin control de venta aquí en Paraguay).

Los Ministerios de Educación y de Salud Pública deberían unirse para trabajar por la defensa acérrima de una alimentación nutritiva para la población. Nunca defienden estos temas como lo hacen con los lotes de vacunas contra la influenza.

Repasemos algunas de las hierbas económicas y eficaces para el tiempo que se aproxima: El eucalipto es uno de los expectorantes más efectivos. Las inhalaciones son fuertes al principio, pero los resultados positivos son inmediatos, descongestionan y acaban con la tos. El té de anís y el de canela (endulzados con miel) son buenos para calmar los horribles síntomas del resfriado. 

La cebolla es ideal para la disolución y expectoración de flemas; el jarabe se logra haciendo hervir dos cebollas cortadas en trozos en un litro de agua; agregar miel o azúcar para sacar el gusto fuerte, dejar enfriar antes de beber. Menta y poleo: además de sus propiedades sedantes, son expectorantes. Y, por supuesto, el reposo es el remedio por excelencia para curar la gripe.

Es muy fácil obtener información acerca de los remedios naturales. Y hay incluso bibliografía nacional, por ejemplo “La botica de la abuela Paulina”, que son recopilaciones directas de la sabiduría de una shamana mbya.

La industria farmacéutica está en la picota de muchos sectores sociales y no es maldad ni casualidad, su industria genera ganancias monetarias astronómicas proporcionalmente al aumento de la enfermedad. Políticas y economías, unidas con un método de educación lancasteriano, se dan la mano para manejar a nivel masivo el casero tema de la gripe. Millones de cuerpos mal nutridos no se curan con una vacuna. Hay que mirar sincera y humanamente para entender que la meta común es vivir sanos, no sobrevivir mal curados, como ocurre actualmente.

Fuente: abc.com.py

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