Hace unos años, estaba caminando por la calle y una pequeña tienda llamó mi atención. Cuando entré, vi un estante con muchos tipos de semillas distintas, de varios colores y tamaños.
Compré una bolsa de semillas de linaza y después de unos días, comprobé que lo que me decía la señora de la tienda era verdad: un poco de semillas con la ensalada, y la digestión mejoró de inmediato.
Las semillas fueron un excelente descubrimiento y he conocido a muchas personas que también las consumen regularmente y que están muy felices de haberlas agregado a su dieta diaria.
Existe una gran variedad de semillas que podemos comer; están las de chia, linaza, amapola, girasol, sésamo y muchas más. Algunas de ellas son más calóricas que otras, por lo que también hay que consumirlas en cantidades medidas.
Las semillas de chia se han vuelto muy populares en el último tiempo, y es, en parte, porque son muy versátiles. Su sabor suave permite que se les combine con otros alimentos, y como contiene proteínas y mucha fibra, hace que nos sintamos satisfechas rápidamente.
La linaza, por otra parte, tiene un efecto inmediato en la digestión. Al igual que la chia, tiene un alto contenido en fibra y eso ayuda a que nuestro cuerpo procese mejor los alimentos y a que no haya problemas de estreñimiento.
La idea es ir probando y ver qué semilla va mejor contigo. Siempre es importante no excederse, hay gente que piensa que por naturales, las semillas tienen pocas calorías y no siempre es así. Una pequeña porción es más que suficiente para experimentar todos sus beneficios en nuestro cuerpo.
Fuente: Belelu
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